Mapa 1 – El planificado gasoducto
entre Israel y Turquía
Hasta hace unos meses nadie se hubiera imaginado que Israel pudiera
producir y tanto menos exportar gas y petróleo. Pero este escenario ha cambiando
rápidamente a raíz del reciente descubrimiento de dos grandes yacimientos de gas
mar adentro frente al puerto de Haifa, cerca de la frontera norte de Israel con
el Líbano, conocidos como Tamar y Leviathan.
Reconocidas empresas geológicas europeas afirman que estos yacimientos
podrán producir, empezando por Tamar dentro de cinco meses, suficiente gas no
solamente para satisfacer la demanda interna de Israel sino también para suplir
una cantidad muy respetable para la exportación.
Por otro lado se ha podido comprobar que el 15 por ciento del subsuelo
del país, principalmente en el sur, acumula sustanciales yacimientos de petróleo
debajo capas de esquisto alcanzables gracias a la fracturación hidráulica o
fracking, que permite penetrar sus duras capas y extraer gas y/o
crudo.
Estudios llevados a cabo conjuntamente por el Consejo Mundial de Energía
(World Energy Council) y el Instituto de Energía de Israel calculan que las
reservas de crudo de esquisto podrían alcanzar los 250 millardos (inglés:
billions) de barriles, nada más y nada menos que el equivalente a las actuales
reservas de Arabia Saudita.
Rusia, China, Corea del Sur y varios países europeos ya han mostrado
interés en la compra del gas israelí y hace dos meses durante su visita a Tel
Aviv Vladimir Putin propuso abiertamente una asociación ruso-israelí para
proyectos gasíferos.
Uno de estos proyectos es la ambiciosa construcción de un gasoducto
submarino de unos 400 kilómetros de largo que bombearía gas desde el puerto de
Haifa en Israel a Turquía pasando por la isla de Chipre para ser convertido en
gas líquido (LNG) al llegar a tierra firme turca.
Mapa 2 – Ruta del “Ferrocarril del
desierto” que facilitaría el transporte entre el Mediterráneo y el Mar Rojo
y el Océano Indico
Los preludios de este un gran crecimiento económico israelí han
despertado el interés no solamente de Rusia pero también de varios países entre
los cuales se destaca China que para mediados de este año espera firmar un
contrato para la construcción de una línea de ferrocarril de más de 270
kilómetros desde el puerto mediterráneo de Ashdod a poca distancia de Tel Aviv
hasta Eilat en el extremo sur de Israel, puerto que al igual de Acaba su vecino
de Jordania, dan precisamente hacia el Golfo de Acaba que luego se convierte en
el Mar Rojo.
La importancia de este proyecto es que abrirá una importante vía de
transporte alterna al súper congestionado Canal de Suez estimándose que el envío
de mercancía cruzando Israel por tren ahorrará mitad del tiempo y del costo que
representa el traslado desde el Mediterráneo al Mar de Arabia y al Océano
Indico.
En vista que esta línea de ferrocarril atravesará el desierto de Negev,
que ocupa más de la mitad de la superficie terrestre de Israel, y el comienzo de
la extracción de petróleo esquístico convertirá en realidad el sueño de David
Ben Gurión, fundador del estado de Israel, de una día aprovechar y desarrollar
la región más grande pero también mas desolada del país.
Debido al tamaño reducido de Israel, Ben Gurión alimentaba la esperanza
de ampliar su área habitable para incrementar la “aliyah” o inmigración de
Judíos a Israel. Hoy en día esta inmigración es considerada aun más necesaria
por el aumento del antisemitismo en países como Francia e Inglaterra donde ha
triplicado el número de habitantes de religión Musulmana durante los últimos 30
años.
Observadores políticos occidentales estiman que este boom energético
cambiará drásticamente el panorama y la correlación de fuerza en el Medio
Oriente a favor de Israel. Señalando la oferta rusa de asociarse a Israel al
mismo tiempo que Moscú mantiene una actitud muy blanda hacia Syria y el gobierno
de Bashar al-Assad, enemigo de Israel, ellos están convencido que en un futuro
bastante cercano Tel Aviv conquistará muchos nuevos amigos y hasta podría
incentivar que algunos “enemigos” de la región establezcan relaciones
comerciales con Israel.
Finalmente no se puede hablar de importantes avances tecnológicos y
energéticos de Israel sin mencionar el pulso electromagnético ( PEM en español,
EMP en inglés) cuyas alternativas los israelí están perfeccionando a la par de
los Estados Unidos.
Descubierto como resultado adjunto a las explosiones de bombas atómicas,
las radiaciones del pulso electromagnético utilizable en bombas PEM varían desde
explosivos que destruyen los sistemas eléctricos como una red de distribución
eléctrica de toda una nación a otros que gradualmente pueden acabar con todos
los tipos de aparatos electrónicos archivos y sistemas de computación y de
defensa incluyendo detectores de mísiles y todo esto sin causar la pérdida de
vidas humanas.
Rodeado de países que han abiertamente admitido que quieren que Israel
desaparezca del mapa no debe asombrar el hecho que los israelí estén en la
vanguardia de esta tecnología como igualmente lo están en el campo de la
inteligencia y espionaje.
Pero según el gobierno israelí, Tel Aviv tiene la esperanza que mientras
que los armamentos PEM sirvan para disuadir a los países enemigos de lanzarse en
aventuras bélicas en contra de Israel, su tecnología de punta, el descubrimiento
de gas y petróleo y su crecimiento económico sirvan para estrechar lazos, aunque
solamente comerciales, y ayuden a asegurar la paz en el Medio
Oriente.
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