11 de mayo de 2013

Neonazismo en Europa



Noticias

10/05/2013

La República, Editorial

Aún es fértil el vientre que parió esta escoria.

Así concluye la obra de Bertolt Brecht ‘La resistible ascensión de Arturo Ui’, aludiendo a la posibilidad de que ocurran rebrotes de fascismo por más que Hitler y Mussolini hayan sido derrotados hace casi setenta años.

En efecto, cada tanto asistimos al surgimiento, en cualquier lugar del mundo, de sectas o células inspiradas en la ideología de la barbarie. Cuesta creer que tal doctrina pueda resultar atractiva como para seducir a algún ser humano, y sin embargo, después de la derrota del nazismo y del fascismo, cada tanto han aparecido grupos integrados por individuos de mentes extraviadas, fanatizados por consignas que se suponían superadas y sepultadas definitivamente.

En Uruguay hemos tenido casos de grupos neonazis que cometieron atentados y propinaron golpizas al mejor estilo de los camisas pardas; émulos de Goering y ganados por ese abominable espíritu patoteril, se organizaban en la clandestinidad para llevar a cabo sus tropelías.

Prácticamente en todos los países han ocurrido hechos de esta naturaleza, pero es en Europa donde se verifican con mayor frecuencia. El odio racial y la xenofobia están en el origen de esos comportamientos particularmente violentos, y es hacia los inmigrantes africanos o de Medio Oriente que se manifiesta la agresividad de estos exaltados.

Por estos días, las agencias internacionales nos han estado informando acerca del juicio que se está sustanciando en Alemania contra la última integrante del grupo neonazi denominado Clandestinidad Nacional Socialista, responsable de varios asesinatos de inmigrantes turcos.

En Alemania se han registrado numerosos casos parecidos, pero no es el único país europeo donde surgen brotes neofascistas. Basta recordar los estallidos de violencia que se han sucedido en Francia contra inmigrantes africanos; inmigrantes que provienen precisamente de los países que fueron colonias del imperio francés. Son inmigrantes marginados y obligados a poblar los suburbios para horror de la pequeña burguesía. El ultraderechista movimiento creado por Jean Marie Lepen se nutre de ese pequeñoburgués, ese ciudadano medio que ve con malos ojos al diferente, le teme y lo acusa de todos los males del país.

Parece ocioso acotar que hoy en día no existen las condiciones objetivas y subjetivas que hicieron posible el desarrollo del fenómeno nazi en Alemania o el fascismo en Italia en el período de la entre-guerra. Sin embargo, lo que permanece incólume es la doctrina, una doctrina monstruosa, es cierto, pero que puede resultar subyugante para algunas mentes enfermas o personalidades débiles.

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