27 de abril de 2013

Pte. del CCIU, Ing. Roberto Cyjon (para Caras y Caretas) “Justos entre las Naciones”





Con motivo del 70ª Aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, la revista Caras y Caretas (Año XII nº 604 del 26/04/2013) publica un informe sobre el tema.

Durante los días sucesivos, iremos incluyendo en nuestro mailing, los artículos que se publicaron sobre el particular. A saber: “El levantamiento de los muchachos judíos en Varsovia, a sangre y plomo” del Director de la revista Dr. Alberto Grille.

“La igualdad del hombre para la libertad y la paz” del Embajador de Israel Dori Goren. “Justos entre las naciones” del Presidente del Comité Central Israelita del Uruguay Roberto Cyjon. “Levantamiento Gueto de Varsovia, 70 Aniversario” de Hashomer Hatzair. “Relato y significación, el Holocausto y la condición humana” del periodista Carlos Luppi. “Jefe de la resistencia antinazi:  judío y socialista. Reflexionar en Mordejai es reflexionar en derechos humanos” de Ernesto Kreimerman. “Vibrante acto de conmemoración. Mujica: “esta es una fecha de la humanidad” , crónica del acto llevado a cabo por la Organización Cultural Dr. Jaime Zhitlovsky.

EDITORIAL

Ing. Roberto Cyjon

COMITÉ CENTRAL ISRAELITA DEL URUGUAY

Conmemoramos los momentos más aciagos de la humanidad, en los cuales los sustantivos y adjetivos no son suficientes para describir el horror y la tragedia. El término Shoá, expresión bíblica equivalente a Holocausto, resume el acontecimiento como “un todo” de brutalidad inentendible…indescifrable en su unicidad.

Quisiera llorar frente a las tumbas inexistentes de cada persona transformada en humo en los campos de concentración. Recoger del más allá sus identidades, sus últimos quejidos, sus expresiones de pavor ante el asesinato masivo e impersonal. Cobijarlos bajo un abrazo cálido. Darle tibieza a sus cuerpos destrozados por el vejamen y la indiferencia de un mundo que los ignoró. Quisiera incorporarlos en seis millones de partículas de mi ser y exhalar un grito al cielo, para que el viento los reviva en la memoria colectiva, recuperando así sus sonrisas, sus alegrías…sus vidas personales cargadas de anécdotas, esperanzas, anhelos simples y cotidianos como los nuestros. Los de todos los seres humanos que gozamos de los derechos y valores elementales, que la bestia nazi pretendió aniquilar.

Tras la espesa cortina de oscuridad emergida por el terror, los fusilamientos, torturas, marchas de la muerte, crematorios e inanición, se filtraron no obstante, potentes rayos de luz; fruto de la férrea voluntad de vida de valientes anónimos y famosos. Indoblegables frente a la mayúscula adversidad.

Los luchadores de los guetos, los partisanos en los bosques, los solidarios con el otro, los que compartieron un  mendrugo de pan o incluso un consuelo, una palabra de amor, una plegaria. Los que le dijeron NO al nazismo despiadado.

Transmitieron, desde una minúscula y estéril capacidad de sobrevivencia, un mensaje de lucha no solamente al pueblo judío, sino a la humanidad entera. En ellos, logramos recuperarnos del aturdimiento y elevarnos conjuntamente con su fe indómita y coraje asombroso. Mordejai Anilevich es su ícono, nuestro referente. Con su tierna juventud e infinita determinación, estableció los códigos de un combate frontal a un monstruoso enemigo a quien no solo sorprendió y dañó, sino que obligó a replegarse y avanzar con toda su fuerza para exterminarlos luego, pero elevándolos a su vez, a un podio eterno de heroísmo sin parangón. Los luchadores que hoy recordamos, agigantaron sus figuras frente al repugnante concepto de supremacía aria; judeofóbico, xenófobo, inmensurablemente discriminatorio, indescriptiblemente vil.

En su memoria convocamos hoy a condenar todo vestigio de ideología del odio, de discriminación y antisemitismo. En su reconocimiento enarbolamos la bandera de la aceptación del diferente, de la convivencia pacífica, del repudio a los negacionistas de la Shoá. El compromiso con la educación. La imperiosa necesidad de enseñarles a las actuales y futuras generaciones, la tenebrosa historia del nazismo y su pretendida “solución final” para el pueblo judío. Su voluntad de exterminio de gitanos, de discapacitados, de persecuciones a socialistas, comunistas, homosexuales, a sacerdotes católicos; a individuos particulares que rescataron niños y adultos judíos, cobijándolos en sus hogares a riesgo de morir en los cuarteles de la Gestapo o en los mismos campos de exterminio.

Aquellos hombres y mujeres no judíos, que arriesgaron sus vidas desde valores éticos religiosos o laicos, combatiendo en esencia como luchadores de la decencia humana y la libertad, ocupan un sitial especial como “Justos entre las Naciones” en Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Jerusalem.

Felicitamos a Caras y Caretas por esclarecer este capítulo de la historia, tan doloroso como ejemplarizante de lo que debemos evitar en forma permanente: los procesos de discriminación crónicos y evolutivos que han provocado los momentos más destructivos del ser humano. No hay peor actitud ante lo sucedido y lo que podría repetirse, que el desconocimiento, la indiferencia y su banalización.

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